La naturaleza exultante despierta en ti un deseo de evasión. Para un fin de semana largo de mayo o para las vacaciones de Semana Santa, vienes a ponerte verde entre las lagunas y el macizo de la Clape. Los olores embriagadores de los matorrales recuerdan que en Gruissan en primavera, la naturaleza es generosa y llena de vitalidad. Te esperan las rutas de senderismo y ciclismo de montaña que serpentean entre los pinos carrascos, así como los carriles bici que coquetean con el Gran Azul.
Tienes que afrontar los hechos, ¡es en Gruissan donde todo vuelve a empezar!